Lejos de los convencionales escenarios de la América profunda o la vieja Europa, en esta ocasión le toca tomar el relevo a la India para acoger al mal en su seno. Lugar ideal para romper los esquemas de una protagonista que se crió fiel y firme a los designios de la jerarquía militar a la que pertenece, y ya de paso, hacer añicos también toda su concepción de la realidad. Por cada grieta que se va abriendo, el mal se va apoderando de todo a su alrededor, dejando un rastro de sangre y muerte y, sobre todo, un montón de dudas sobre si se está haciendo lo correcto o se están estropeando más las cosas.
Corta e intensa, no se tienen noticias de que vaya a ver continuación o alguna otra serie del estilo. Tan solo nos queda un recuerdo a Denzel Washington en Fallen y la moraleja de no hacer dibujitos con nuestra sangre. Totalmente prohibido.
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